viernes, 30 de noviembre de 2018

Lee Miller y sus amigos - En la Fundación Miró de Barcelona


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   Lee Miller  y sus amigos

Lee Miller fotografiada por Man Ray en 1930.
























Lee Miller es uno de los casos más claros  de los distintos avatares por los que pasa la carrera de una mujer artista y de sus condicionantes de género. Quien la hubiera conocido en los años setenta tan solo hubiera reparado en una  mujer  antaño  atractiva y ahora esposa de un famoso crítico de arte, Sir Roland Penrose. En cambio en estos momentos  dispone de varias biografías, diversos documentales  sobre su vida y obra (uno de los cuales se proyectó en la Filmoteca de Catalunya con gran éxito) y sus fotografías han sido expuestas en numerosas exposiciones. La que  nos ocupa, Lee Miller i el Surrealisme a la Gran Bretanya, constituye un tema híbrido, pero el conjunto se ve espléndidamente bien.
El surrealismo en Inglaterra no es un apartado  especialmente brillante de este movimiento , como lo fueron ,en cambio,  el español, o el checo . Llegado tardíamente, fueron  la Mayor Gallery en 1933 y  la Zwemmer Gallery en 1934 las primeras en mostrar a estos artistas . Pero fue la sobre todo la Exposición  internacional de Surrealismo  en las New Burlington Galleries ,en 1936, organizada por Roland Penrose y David Gascoyne  -y en donde Salvador Dalí por poco se ahoga leyendo su conferencia enfundado en una escafandra de buzo - cuando se vieron casi 400 obras de primera magnitud, entre otras de Miró, Ernst, Dalí, Dora Maar, Man Ray, o  Giacometti .
En cuanto a Lee,  había entrado en la esfera surrealista al ser la amante de Man Ray en París ,en donde frecuentó a Picasso y a Cocteau pero sobre todo, en donde aprendió la técnica fotográfica  con la cual conseguiría espléndidas obras. Su mirada surrealista está presente en  los cuerpos femeninos fragmentados, en las cabezas flotantes como surgidas de una aparición o de un sueño, -aislando los retratos en un profundo negro de fondo- así como en ciertas fotografías de guerra –sus famosas dos mujeres con mascaras antigas- o en retratos de amigos como el de Man Ray afeitándose o el de Humphrey Jennings junto a un humo  inquietante .
Cuando Lee  Miller decidió volver a  París en 1937 conoció a Roland Penrose quien la invitó a Cornualles en casa de su hermano, junto con Man Ray y su nueva novia, Ady Fidelin, Max Ernst y su nuevo amor, Leonora Carrington, Paul y Nusch Eluard, Eileen Agar i Joseph Bard y E. L.T. Mesens. Hay fotos de esta estancia, pero no de sus juegos eróticos múltiples –pudeur oblige- aunque sí del ambiente lúdico y amistoso reinante, que continuó aquel verano en el Sur de Francia con Picasso y Dora Maar. En este mismo año se organizó la Exposición de objetos y poemas surrealistas, en la London Gallery, de la que pueden verse la extraordinaria mano con un brazalete hecho de dientes, obra de Lee Miller,  el famoso Teléfono afrodisíaco de Dalí , la Maquina de escribir onanista o el precioso Sombrero  con guantes , una obra conjunta de Eileen Agar y la modista Elsa Schiaparelli.
Durante la  Segunda Guerra Mundial Lee estaba en Londres , trabajando para la revista Vogue en retratos y fotografía de moda hasta que por fin, por ser norteamericana, se le concedió el permiso para ser corresponsal de guerra. Ella volvió con 35 rollos de película y fotografió los ataques aéreos, los heridos y la Liberación de París. Siguiendo a las tropas aliadas, fue una de las primeras en fotografiar los campos de Dachau y Buchenwald ; no están aquí sus fotografías más impactantes pero sí la que su compañero Dave Scherman ,corresponsal para Life Magazine, le hizo a Lee metida en la bañera de Hitler.
Pero la exposición es mucho más, y hay que destacar las piezas del primer Henry Moore, como su Figura reclinada y sus dos pequeñas esculturas con hilos, ambas de 1939.De Eileen Agar, de quien siempre se ven poquísimas obras,puede verse su Angel of Mercy , aunque no su  Angel  of Anarchy ,su obra más famosa (que está en la Tate Gallery)    . De Roland Penrose hay varios collages ,varias pinturas y su escultura El último viaje del Capitan Cook. Pero sobre todo sobresale  la Pastoral de Leonora Carrington  y los espléndidos La Joie de vivre y Solitary and Conjugal Trees de Max Ernst. La Fundación Miró decidió ampliar la muestra con otras obras del surrealismo, y en esta selección hay que destacar un Picabia (aunque, ¿hasta que punto es considerado surrealista? pero el dibujo es  excelente), Grajo y excrementos de Maruja Mallo y dos fotografías de Dora Maar.         
Lee Miller fue violada de niña y vio con sus propios ojos todo el horror del holocausto. Estos traumas, que obligatoriamente cambian la vida de una persona, la empujaron a un distanciamiento emocional primero y al alcoholismo después. Pero no anularon ni su simpatía, ni su energía, ni su espontaneidad. Y sobre todo, no anularon su talento creativo, que fue mucho y que su hijo Tony Penrose se cuida perfectamente de reivindicar.               

Victoria Combalía    
*Artículo publicado en el Quadern de El País 29.11.18


viernes, 28 de septiembre de 2018




Gala al MNAC.Como que ya ha salido en El país, aquí os lo envío. Es un artículo muy benevolente.

Gala, la mejor coach (El País, 27 Septiembre 2018).
Gala  (de verdadero nombre Helena Dmitrievna Diakonova, Kazán, 1894 - Portlligat, 1982) fue una mujer inteligente, culta, buena escritora, muy elegante , una musa y compañera perfecta para Dalí, sin la cual el pintor ampurdanés indudablemente no hubiera tenido la misma trayectoria artística y social, pero de quien no puede decirse que fuera una artista en sí misma, como esta exposición plantea.
“Y se sienta un día frente a su tocador”-escribe la comisaria en el catálogo- “ y se inicia en la mascarada. Se disfraza de musa cuando debería disfrazarse de artista. Y se traviste de inspiración e icono en las obras de su nuevo amor, Dalí, cuando ella es la autora de cada una de ellas”. Autora, autora, solo lo fue de dos objetos surrealistas, un Objet à fonctionnement symbolique, de 1931, original y delicado a la vez , que se rompió y del que solo queda una  fotografía y una Escalera del Amor y Psique , que fue publicada en la revista  Cahiers d´art en diciembre de 1936, y que era una suerte de instalación con evocaciones magrittianas y duchampianas. Este montaje contenía una escalera que no conducía sino a una puerta cerrada y Dalí  -que era muy sagaz en sus interpretaciones de las obras de los demás- dijo que en ella “la escalera besa al balcón”, un sensible y acertado comentario.
Gala, como todas y todos los amigos y compañeros del  grupo surrealista participó también en varios cadáveres exquisitos, aquel juego colectivo en el que uno empezaba dibujando, se doblaba el papel y otro continuaba. Y también, cómo no, -y como tantas otras esposas de artistas- ayudó a coser y confeccionar alguna obra de Dalí, especialmente El sueño de Venus (1939) de la que se muestran en la exposición varias fotografías. Todos los biógrafos de Gala están de acuerdo en que debió de participar en la redacción de La vida secreta de Salvador Dalí y sin duda ella le proporcionó algunas ideas como la de que  , y cito de memoria, le sería más provechoso a Dalí pintar como Ingres o como  los pintores pompiers precisamente para distinguirse de sus amigos vanguardistas, la mayoría abstractos.
Dicho esto, la exposición se ve muy bien especialmente en la primera parte en la que hay excelentes retratos de Gala por Dalí. Modelo absoluto, musa venerada, Dalí la retrata mucho de espaldas como en  La esfinge de azúcar (1933) o en Dalí de espaldas pintando a Gala  vista de espaldas  (1972) .Hay sobretodo pequeños retratos excelentes, como Gala, de 1931, dedicado “pour l´Oliveta” (uno de los apodos que el pintor le daba) ; Retrato de Gala con langosta de 1933, Començament automàtic d´un retrat de Gala de 1933 -de cuya cabellera brotan ramas de olivo- o el Retrat de Gala amb dues costelles de xai en equilibri  de 1934 . Pero Dalí , con los años, también retrató el lado oscuro, malhumorado y de maga perversa de su amante (Gala ,1973 y 1976).
La exposición también muestra algunos cuadros famosos del pintor ampurdanés, aunque pocos, y entre ellos destacan el soberbio Un segundo antes del despertar de un sueño provocado por el vuelo de una abeja,procedente del Museo Thyssen de Madrid o el Nacimiento de los deseos líquidos de 1932, aunque abundan las obras finales, mucho peores, en donde Gala suele hacer de Virgen.
Lo cierto es que Gala resultaba muy antipática para los surrealistas que la consideraban , como dijo Breton, una “avida dollars”. Miren la descripción que hizo de ella el poeta  Georges Hugnet: “Dalí viene precedido por Gala  cuya mirada de rata perseguida  por no comprender, en tanto que mujer, que se atormente a su genial marido y en tanto que manager, que se ponga trabas a la carrera de su protegido” (en sus Memorias Pleins et deliés ,p.261) .Porque Gala era sobre todo una excelente agente , una representante que  sin duda vio en Dalí no solo un ser maleable y necesitado de una protección “maternal” sino también una mina de oro .Dalí la llamaba “moe zoloto” , “mi oro”, en ruso, y es ella quien lo empujaba a trabajar y trabajar. Para ella el reposo era síntoma de falta de ganancia y, habiendo visto a tantos rusos perderlo todo tras la Revolución de 1917,estaba siempre aterrorizada por la falta de dinero.
Nos preguntamos porque no se ha hecho una muestra de Gala como lo que verdaderamente era, la musa perfecta, a quien Paul Eluard –su primer marido- escribía en 1936 (1936! cuando ella ya llevaba casi siete años con Dalí):  “Eres la raíz de mi vida.(…) Moriré con la conciencia de que hemos sido uno”. Como personaje y como carácter, tenía suficiente entidad para no tener que aplicarle el calificativo de “artista”.

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Victoria Combalía


viernes, 21 de septiembre de 2018

¡Recupero mi blog olvidado en 2013!

Como solo queda una semana para que cierre la bella exposición La cocina de Picasso, aquí va mi artículo, que escribí en su día para el Quadern de El país.

Pintura que se degusta: la cocina de Picasso



Picasso no era un artista gourmet y mucho menos gourmand. Se le conocen bien sus gustos culinarios: muchas verduras y frutas, carne y pescado siempre de buena calidad, miel, queso y agua mineral que a veces, en el bistrot Les Deux Magots, ni probaba. 

Pero si esta exposición se titula La cocina de Picasso es porque al pintor malagueño , aferrado al mundo real -una de las claves de que nunca fuera un surrealista- le gustaba pintar no solo a sus mujeres sino también objetos, y entre ellos, además de los instrumentos musicales de su primera época, los bodegones. Porque el término “cocina” no solo implica el lugar donde se elabora la comida , sino también los ingredientes, los utensilios, los restaurantes que frecuentó, la escasez de alimentos durante la Segunda Guerra Mundial , hasta los propios bodegones que como el mundo sabe, son un género en sí mismo en la disciplina de la pintura, al igual que el paisaje o el desnudo. 

“Querer las cosas y comérmelas vivas “ escribió Picasso en 1935, un fragmento que se cita en numerosas ocasiones en el magnífico catalogo de esta exposición, que divide su contenido en nueve salas, cada una con un tema, todos ellos bien escogidos. Lo que destaca en esta muestra es la belleza de cada una piezas, sin excepción, las unas rotundas , las otras sutilísimas, las otras extremadamente radicales. 

Se inicia con la atmósfera del Quatre Gats y del Lapin Agile, en donde destaca un dibujo que nos recuerda la consciencia social del joven Picasso. En él vemos a una suerte de predicador frente a una familia de pobres y en donde leemos: ”Os hablo de cosas muy importantes, de Dios, del Arte. -Si, si, pero mis hijos tienen hambre”, una denuncia manifiesta acerca de la miseria de las clases desfavorecidas.

La cocina cubista es una de las salas mas espectaculares, con una Manzana de 1909 que antecede a la famosa obra Desarrollo de una botella en el espacio de Boccioni (1912) por su línea curva que sugiere un movimiento de rotación. Y en esta misma sala vemos dos pequeños óleos excepcionales, Frutero con peras y manzanas y Vasos y frutas, ambos de 1908. Ha sido muy buena idea dedicar otra sala a “Los utensilios de la cocina” porque Picasso (como luego haría Miró, inspirándose en él) utiliza cualquier material para construir sus esculturas, en ensamblajes que suelda con la ayuda de Julio González. Así su magnífica Cabeza de mujer de 1930, hecha con dos grandes coladores. Pero más radical aún es su Figura de 1935, cuya cabeza es un cucharón, los pechos dos listones de madera amarrados por cordeles y sus brazos dos rastrillos. 

En tiempos de guerra, la comida escaseaba -aunque recordemos que Picasso era rico y podía comprar en el mercado negro- y en su obra de teatro El deseo atrapado por la cola hay numerosas referencias a la comida, asociada al sexo: “tu boca es un nido de flores, tus caderas un sofá (…) tus nalgas un plato de cassoulet…”, escribió en 1941. Y del mismo año es una excéntrica y genial escultura, Flor, hecha con un mendrugo de pan como base y papelitos recortados. La obra salió en subasta de los bienes de Dora Maar en 1999 y actualmente es propiedad de una galería parisina.

Se ven pocas obras grandes pero una de ellas es Café en Royan, una explosión de color (1940) y otra es Niño con langosta (1941) cuyas distorsiones recuerdan a las de Mujer peinándose (en realidad, un retrato de Dora Maar) , prueba de que el pintor distorsionaba a sus personajes sin distinción de sexos o edades. 

Del resto de obras, destacaríamos la contundencia y poesía con que describe a sus morenas, lenguados, congrios y erizos, y una característica peculiar : sus animales muertos, dispuestos a ir a la cazuela, parecer moverse en un último aliento, algunos incluso con ojos simpáticos o por el contrario, asustados. Pero también las frutas tienen vida propia, pues las cerezas parecen bailar en su frutero mientras las naranjas se mueven al son de la potente luz de una lámpara.

El único mini reparo que puede ponérsele a esta muestra es la presencia de Ferràn Adrià. Picasso no necesita de Adrià para brillar ni para tener público, y la participación del cocinero –a quien no negamos su genialidad culinaria- se parece demasiado a un trabajo de bachillerato, con unos dibujos que mejor estarían bien guardados en una carpeta.


Victoria Combalía

viernes, 2 de agosto de 2013

Lecturas de verano

Os recomiendo el libro de Theodor Fontane, Effi Briest. Thomas Mann dijo que si sólo se habían de salvar seis libros de toda la historia de la literatura, Effi Briest sería uno de ellos. Es una historia de adulterio situada en el siglo XIX y se la ha calificado de la Madame Bovary centroeuropea.

Otra recomendación: Los hermanos Tanner de Robert Walser, un escritor suizo, profundamente admirado por Franz Kafka, Herman Hesse o Robert Musil.

Dora Maar. Más allá de Picasso



Modificación: el libro Dora Maar. Más allá de Picasso aparecerá en librerías en septiembre 2013. Tras tener acceso a los archivos familiares he podido reconstituir la vida múltiple de esta secreta y fascinante mujer, cuya carrera de fotógrafa se vio un tanto ahogada por el peso de su amante, Pablo Picasso.

sábado, 1 de junio de 2013

Homenaje a José Milicua


José Milicua Illarramendi fue un excelente profesor y compañero, pero sobre todo fue una persona de un nivel intelectual altísimo que jamás se vanaglorió de ello y que compartió con todos aquellos que tuvimos el privilegio de conocerlo sus amplios conocimientos .Nos dejó el pasado día 21 y desde aquí queremos ofrecer nuestro más sentido pésame a la familia, a su hermana Anita Milicua y a sus sobrinos José Carlos , Carmen  y Pablo .
José Milicua nació en Oñate en 1921 y se sentía muy vasco, un vasco trasladado a Barcelona pero con un gran amor por su tierra. Se licenció y doctoró en la Universidad de Barcelona y en Florencia fue discípulo de Roberto Longhi, en cuya reputada revista Paragone colaboró. Fue profesor de Historia del Arte en la Universidad Autónoma de Barcelona de 1968 a 1970 y allí su influencia fue tan grande que cambió la vida de algunos de sus alumnos, entre los que me cuento, orientándonos profesionalmente hacia la Historia del Arte. Allí estábamos Jaime Barrachina, Manuel Trallero, Ana Díaz Plaja, Margarita Cuyás, Jaume Socías, Rosa Bayés , Xavier Franquesa y lo que más nos impresionaba de él era que era capaz de analizar , interpretar y apreciar tanto el arte de El  Greco, Ribera o Goya como el de Picasso o el de Antoni Tàpies, algo muy poco frecuente en nuestro país. Era exigente pero simpático, y mostraba una fina ironía .Ya entonces apreciaba la buena  comida y en privado, ya nos hablaba de calorías y de regímenes adelgazantes ,una preocupación que nunca le abandonó pero que llevaba con suma deportividad. Se casó con Isabel Ibáñez.
Su principal área de estudio era la pintura española e italiana del Seiscientos, y sobre todo Ribera. Sobre la estancia de este pintor en Roma  escribió ya en 1952. Mas tarde escribió sobre El crucifijo de San Pablo, de Zurbarán; atribuyó un San Lorenzo a Cavallino; redactó un magnífico texto sobre Goya joven en Paragone,  comentado una pintura destruida por la Guerra Civil,La Virgen de Pilar, que estaba en la parroquia de Fuentetodos. Asimismo escribió  sobre un Paisaje de Luis Paret; sobre dos doce angelitos presentes en la Adoracion de los Pastores de Luis Tristán y los de la Apoteosis de San Jerónimo de Zurbarán o sobre el curioso cuadro La Construccion de Goya,un tema que hoy llamaríamos de  pintura social .Descubrió el San Jerónimo leyendo de Georges La Tour.
Milicua poseía una prosa rigurosa, clara y esencial  y una aguda percepción no solo formal sino también psicológica, como cuando describió al duque de Osuna, pintado por Goya , como “más bien obeso, colorado y bonachón, colocado en posición subalterna respecto a su esposa” mientras que a su esposa, la duquesa de Benavente ,la describe ”menuda y asténica” (…)  y que “se inclina ligeramente en dirección contraria a su marido”. Escribió poco, pero magistralmente, porque como nos decía, podía pasarse horas buscando un adjetivo. Coleccionistas y expertos del mundo entero le pedían su opinión sobre atribuciones, especialmente sobre Ribera .
 José Milicua fue profesor, toda su vida, en la primero Escuela de Bellas Artes de Barcelona y posteriormente Facultad de Bellas Artes, de la que fue director entre 1975 y 1977. Allí contribuyó a la modernización de su programa de estudios , proponiendo lo que llamábamos “opciones” y formó a una legión de jóvenes artistas, historiadores del arte, restauradores….  entre los que sobresale Rosa Vives, experta en grabado y hoy brillante  Académica, gran amiga de Milicua;  a Fina Miralles, Any Miquel, Rosa Agenjo, Eulalia Valldosera, Ignasi Aballí… Milicua hizo entrar a destacados artistas como profesores :Joan Hernández Pijuan, Ferran García Sevilla, y Xavier Grau; un poco antes o después se incorporaron  Chancho y  Susana Solano .En definitiva, una plantilla de honor  que no sé si se ha valorado en lo que se merece. Allá el clima siempre fue de compañerismo, aunque José nos hacía un poco de padre y de consejero aunque he de hacer constar que este suave paternalismo no estuvo nunca reñido con un gran respeto, incluso admiración, hacia nuestro trabajo profesional. Nunca manifestó machismo frente a la carrera de las mujeres historiadoras del arte, ni frente a las artistas, lo cual también es un hecho destacable. Por el contrario, ayudó y alentó muchos recorridos profesionales con una generosidad ejemplar.
No hay que olvidar que también fue Milicua quien fundó la Escuela de Bellas Artes de Bilbao, adonde llevó a LLuis Badosa y a Joan Sureda.
Cuando se jubiló, fue profesor emérito en la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona y fue nombrado Académico honorario de la Real Academia de San Fernando, vocal del Patronato del Institut Amatller d´Art Hispànic, miembro de honor de la Associació Catalana de Crítics d´art y miembro de la Comisión Asesora del Museo de Bellas Artes de Bilbao. Fue nombrado en l993 Vocal del Real Patronato del Museo del Prado, una tarea que le entusiasmó y en donde volcó toda su erudición y competencia . Entre sus exposiciones se cuentan  El Greco y la reivindicación del modernismo catalán (1997) y Caravaggio y la pintura realista europea (2005).
Con su pérdida perdemos a un profesor y a un amigo, pero sobre todo  a un gran amante de la vida, completamente irrempazable. Me gustaría que con estas palabras de  recuerdo y de homenaje reflexionáramos sobre la importancia de nuestros profesores, una importancia fundamental en una etapa de la vida en la que todo son posibilidades pero también dudas e incertidumbres. Este rol de mentor y de padre espiritual lo cumplió José con suma delicadeza y por ello le estamos agradecidos de todo corazón.
Victoria Combalía Dexeus

José Milicua