viernes, 28 de septiembre de 2018




Gala al MNAC.Como que ya ha salido en El país, aquí os lo envío. Es un artículo muy benevolente.

Gala, la mejor coach (El País, 27 Septiembre 2018).
Gala  (de verdadero nombre Helena Dmitrievna Diakonova, Kazán, 1894 - Portlligat, 1982) fue una mujer inteligente, culta, buena escritora, muy elegante , una musa y compañera perfecta para Dalí, sin la cual el pintor ampurdanés indudablemente no hubiera tenido la misma trayectoria artística y social, pero de quien no puede decirse que fuera una artista en sí misma, como esta exposición plantea.
“Y se sienta un día frente a su tocador”-escribe la comisaria en el catálogo- “ y se inicia en la mascarada. Se disfraza de musa cuando debería disfrazarse de artista. Y se traviste de inspiración e icono en las obras de su nuevo amor, Dalí, cuando ella es la autora de cada una de ellas”. Autora, autora, solo lo fue de dos objetos surrealistas, un Objet à fonctionnement symbolique, de 1931, original y delicado a la vez , que se rompió y del que solo queda una  fotografía y una Escalera del Amor y Psique , que fue publicada en la revista  Cahiers d´art en diciembre de 1936, y que era una suerte de instalación con evocaciones magrittianas y duchampianas. Este montaje contenía una escalera que no conducía sino a una puerta cerrada y Dalí  -que era muy sagaz en sus interpretaciones de las obras de los demás- dijo que en ella “la escalera besa al balcón”, un sensible y acertado comentario.
Gala, como todas y todos los amigos y compañeros del  grupo surrealista participó también en varios cadáveres exquisitos, aquel juego colectivo en el que uno empezaba dibujando, se doblaba el papel y otro continuaba. Y también, cómo no, -y como tantas otras esposas de artistas- ayudó a coser y confeccionar alguna obra de Dalí, especialmente El sueño de Venus (1939) de la que se muestran en la exposición varias fotografías. Todos los biógrafos de Gala están de acuerdo en que debió de participar en la redacción de La vida secreta de Salvador Dalí y sin duda ella le proporcionó algunas ideas como la de que  , y cito de memoria, le sería más provechoso a Dalí pintar como Ingres o como  los pintores pompiers precisamente para distinguirse de sus amigos vanguardistas, la mayoría abstractos.
Dicho esto, la exposición se ve muy bien especialmente en la primera parte en la que hay excelentes retratos de Gala por Dalí. Modelo absoluto, musa venerada, Dalí la retrata mucho de espaldas como en  La esfinge de azúcar (1933) o en Dalí de espaldas pintando a Gala  vista de espaldas  (1972) .Hay sobretodo pequeños retratos excelentes, como Gala, de 1931, dedicado “pour l´Oliveta” (uno de los apodos que el pintor le daba) ; Retrato de Gala con langosta de 1933, Començament automàtic d´un retrat de Gala de 1933 -de cuya cabellera brotan ramas de olivo- o el Retrat de Gala amb dues costelles de xai en equilibri  de 1934 . Pero Dalí , con los años, también retrató el lado oscuro, malhumorado y de maga perversa de su amante (Gala ,1973 y 1976).
La exposición también muestra algunos cuadros famosos del pintor ampurdanés, aunque pocos, y entre ellos destacan el soberbio Un segundo antes del despertar de un sueño provocado por el vuelo de una abeja,procedente del Museo Thyssen de Madrid o el Nacimiento de los deseos líquidos de 1932, aunque abundan las obras finales, mucho peores, en donde Gala suele hacer de Virgen.
Lo cierto es que Gala resultaba muy antipática para los surrealistas que la consideraban , como dijo Breton, una “avida dollars”. Miren la descripción que hizo de ella el poeta  Georges Hugnet: “Dalí viene precedido por Gala  cuya mirada de rata perseguida  por no comprender, en tanto que mujer, que se atormente a su genial marido y en tanto que manager, que se ponga trabas a la carrera de su protegido” (en sus Memorias Pleins et deliés ,p.261) .Porque Gala era sobre todo una excelente agente , una representante que  sin duda vio en Dalí no solo un ser maleable y necesitado de una protección “maternal” sino también una mina de oro .Dalí la llamaba “moe zoloto” , “mi oro”, en ruso, y es ella quien lo empujaba a trabajar y trabajar. Para ella el reposo era síntoma de falta de ganancia y, habiendo visto a tantos rusos perderlo todo tras la Revolución de 1917,estaba siempre aterrorizada por la falta de dinero.
Nos preguntamos porque no se ha hecho una muestra de Gala como lo que verdaderamente era, la musa perfecta, a quien Paul Eluard –su primer marido- escribía en 1936 (1936! cuando ella ya llevaba casi siete años con Dalí):  “Eres la raíz de mi vida.(…) Moriré con la conciencia de que hemos sido uno”. Como personaje y como carácter, tenía suficiente entidad para no tener que aplicarle el calificativo de “artista”.

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Victoria Combalía


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